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Salmo 1

Ant 1. Mirad, viene ya el Rey excelso, con gran poder, para salvar a todos los pueblos. Aleluya.

Salmo 1 - LOS DOS CAMINOS DEL HOMBRE

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche.

Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto a su tiempo y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin.

No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. En el juicio los impíos no se levantarán, ni los pecadores en la asamblea de los justos; porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mirad, viene ya el Rey excelso, con gran poder, para salvar a todos los pueblos. Aleluya.
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San Jerónimo llama a este primer Salmo “el prólogo del Espíritu Santo al Libro de los Salmos”, porque aquí se traza el camino que conduce a la felicidad. Este consiste en seguir las normas que para ello nos da Dios. Dios asegura aquí la fecundidad con una sola condición: meditar constantemente las divinas palabras, las cuales son más dulces que la miel (s. 118,103) y nos capacitan para toda …Más
San Jerónimo llama a este primer Salmo “el prólogo del Espíritu Santo al Libro de los Salmos”, porque aquí se traza el camino que conduce a la felicidad. Este consiste en seguir las normas que para ello nos da Dios. Dios asegura aquí la fecundidad con una sola condición: meditar constantemente las divinas palabras, las cuales son más dulces que la miel (s. 118,103) y nos capacitan para toda obra buena (II Tim. 3, 16-17).