03:10
Irapuato
3238
9 DE NOVIEMBRE - DEDICACIÓN DE LA BASILICA DE LETRÁN. sanPablotv Dedicación de la basílica de Letrán Fiesta de la dedicación de la basílica de Letrán en honor de Cristo Salvador, construida por el …Más
9 DE NOVIEMBRE - DEDICACIÓN DE LA BASILICA DE LETRÁN.

sanPablotv Dedicación de la basílica de Letrán
Fiesta de la dedicación de la basílica de Letrán en honor de Cristo Salvador, construida por el emperador Constantino como sede de los obispos de Roma. Su anual celebración en toda la Iglesia latina es un signo permanente de amor y de unidad con el Romano Pontífice.

Prefecto Rústico: -¿Dónde os reunís?
Justino: -Donde todo el mundo puede y prefiere; tú crees que todos nos reunimos en un solo lugar, pero no es así, porque el Dios cristiano, que es invisible, no se puede circunscribir a ningún lugar, sino que llena el cielo y la la tierra y es adorado y glorificado por sus fieles en todas partes. (actas del martirio de san Justino y sus compañeros)

Toda la Iglesia de Occidente celebra en esta fecha el aniversario de la consagración de la basílica de San Juan de Letrán, en cuya fachada se halla grabada la siguiente inscripción: «Omnium Urbis et Orbis Ecclesiarum Mater et Caput» (Madre y Cabeza de todas las iglesias de la Ciudad y del Mundo) . En efecto, dicha iglesia es la catedral de Roma y en ella se halla la cátedra permanente del Sumo Pontífice. Es superior en dignidad a la basílica de San Pedro y, en cierto modo, puede considerársela como la catedral del mundo.

En los primeros días del cristianismo, el culto se celebraba en casas particulares y se ofrecía el santo sacrificio en una mesa común (aunque posiblemente esa mesa no se empleara para otros usos). Pero, a principios del siglo III, se habla ya de un edificio de Roma destinado al culto cristiano y, a principios del siglo IV, existían muchos más. Naturalmente, a raíz del decreto de Constantino que concedía la libertad al cristianismo, se construyeron muchas otras iglesias. De acuerdo con los usos del Templo de los judíos y de los templos paganos, se solían consagrar las iglesias al servicio del Todopoderoso mediante una ceremonia de dedicación. Eusebio describe en su Historia Ecclesiástica la solemne dedicación de la iglesia de Tiro el año 314, y varios historiadores hablan de las magníficas ceremonias que se llevaron a cabo el año 335, con motivo de la dedicación de la basílica constantiniana de Jerusalén, en el aniversario de la «inventio Crucis» o descubrimiento de la auténtica cruz donde había sido crucificado Cristo. Durante mucho tiempo, el rito de dedicación consistía simplemente en la consagración del altar mediante la solemne celebración de la misa y se hacía también el depósito de las reliquias, si las había. Más tarde, cuando se empezaron a consagrar al culto cristiano los templos paganos, se introdujeron ciertos ritos purificatorios, consistentes en oraciones, abluciones y unciones. Pero el desarrollo de la ceremonia actual de dedicación, tan imponente y complicada, tal como la describe el Pontificale Romanum, no comenzó sino hasta el siglo VIII.

Probablemente, la celebración anual del aniversario de la dedicación de una iglesia es tan antigua como la dedicación misma; en todo caso, es mucho más antigua que el rito actual de la consagración. Se trata, indudablemente, de una práctica de origen judío, puesto que ya Judas Macabeo había instituido en el año 164 a.C. la conmemoración anual de la purificación del Templo, después de la profanación de Antíoco Epifanes. San Juan cuenta en su Evangelio (10, 22) que el Señor estuvo en el pórtico de Salomón durante la celebración de esa fiesta. Los judíos la observaban y todavía la celebran con una octava. La ceremonia no sólo tenía lugar en el Templo de Jerusalén, sino en todas las sinagogas, lo mismo que la celebración de la dedicación de San Juan de Letrán se lleva a cabo en todas las iglesias católicas de Occidente.

La casa de la familia Laterani (Letrán) pasó a poder del emperador Constantino a través de su segunda esposa, Fausta, y él la regaló a la Iglesia, que la consagró como templo cristiano, posiblemente en el 324. Desde entonces hasta la época del destierro en Aviñón, a principios del siglo XIV, los Papas establecieron allí su residencia principal. La «basílica» no era un edificio específicamente cristiano, sino que provenía de una tradición romana de tiempos antiguos, y era una clase de edificio destinado a usos cívico-religiosos. La basílica de Letrán posiblemente comenzó adaptando al uso litúrgico el salón principal de la casa, de suerte que sólo hubo que construir el famoso bautisterio, cuyas grandes líneas correspondían al que se conserva actualmente. La basílica fue dedicada al Santísimo Salvador y el bautisterio a San Juan Bautista (por supuesto que todas las iglesias están dedicadas exclusivamente a Dios; los nombres de los santos o de los misterios cristianos indican simplemente el deseo de honrar a esos santos o a esos misterios en particular; sin embargo, se admite ordinariamente hablar de iglesias «dedicadas a» tal o cual santo o misterio). La costumbre de dar a la iglesia el nombre de San Juan de Letrán, data de la época en que la atendían los monjes del monasterio de San Juan Bautista y de San Juan Evangelista, que estaba situado junto a ella. En sus casi 1700 años de historia cristiana, la basílica ha atravesado por numerosas vicisitudes, ya que fue saqueada por los bárbaros y destruida por los terremotos y los incendios; sin embargo, conservó su antigua forma basilical hasta el siglo XVII, época en que Francisco Borromini construyó la iglesia actual. En 1878, se llevó a cabo el ensanchamiento del ábside en forma de coro, cosa que la embelleció. El altar mayor, recubierto de mármol, es el único en la Iglesia de occidente que no está hecho de piedra sino de madera. Constituye una reliquia de la época de las persecuciones, y algunos autores opinan que fue empleado por san Pedro. En el cimborio que se halla sobre el altar están los supuestos cráneos de san Pedro y san Pablo.

Por supuesto, el auténtico sentido de celebrar la dedicación de un templo, incluso de uno tan importante como la basílica de Letrán, no está en las piedras y el mármol, sino en aquello de lo que muchos santos escritores hablaron, como san Agustín cuando enseña: «Como este edificio visible ha sido construido para reunimos corporalmente, de la misma manera construimos el edificio que somos nosotros mismos para Dios, que ha de habitarlo espiritualmente. El templo de Dios es santo, dice el Apóstol, y ese templo sois vosotros. Como éste lo construimos con piezas terrenas, de idéntica manera hemos de levantar el otro con costumbres bien arregladas. Este se dedica ahora, con motivo de mi visita; el otro, al final del mundo, cuando venga el Señor, cuando esto nuestro corruptible se vista de incorrupción y esto mortal se revista de inmortalidad, porque nuestro cuerpo humilde se modelará según el cuerpo de su gloria. Ved, pues, lo que dice en el salmo de la dedicación: Tornaste mi llanto en gozo, rompiste mi saco y me ceñiste de alegría para que mi gloria te cante a ti y no me sienta triste. Mientras somos edificados, gime ante él nuestra humildad; cuando seamos dedicados, le cantará a él nuestra gloria, porque la edificación requiere fatiga y la dedicación pide alegría.» (Sermón 337,2)

Duchesne, Christian Worship (1919), pp. 399-418. cfr. Eusebio, Hist. Ecl. X,3, y en especial el discurso, posiblemente pronunciado por el propio Eusebio, en la dedicación de la iglesia de Tiro, X,4. Butler-Guinea, tomo IV, 9 de noviembre, que en su conjunto no era ya aprovechable.
Irapuato
eucarandal
👏 👏 👏
Irapuato
✍️ Dedicación de la basílica de Letrán, fiesta
Libro de Ezequiel 47,1-2.8-9.12.

Un ángel me llevó a la entrada de la Casa, y vi que salía agua por debajo del umbral de la Casa, en dirección al oriente, porque la fachada de la Casa miraba hacia el oriente. El agua descendía por debajo del costado derecho de la Casa, al sur del Altar.
Luego me sacó por el camino de la puerta septentrional, y me …Más
✍️ Dedicación de la basílica de Letrán, fiesta

Libro de Ezequiel 47,1-2.8-9.12.

Un ángel me llevó a la entrada de la Casa, y vi que salía agua por debajo del umbral de la Casa, en dirección al oriente, porque la fachada de la Casa miraba hacia el oriente. El agua descendía por debajo del costado derecho de la Casa, al sur del Altar.
Luego me sacó por el camino de la puerta septentrional, y me hizo dar la vuelta por un camino exterior, hasta la puerta exterior que miraba hacia el oriente. Allí vi que el agua fluía por el costado derecho.
Entonces me dijo: "Estas aguas fluyen hacia el sector oriental, bajan hasta la estepa y van a desembocar en el Mar. Se las hace salir hasta el Mar, para que sus aguas sean saneadas.
Hasta donde llegue el torrente, tendrán vida todos los seres vivientes que se mueven por el suelo y habrá peces en abundancia. Porque cuando esta agua llegue hasta el Mar, sus aguas quedarán saneadas, y habrá vida en todas parte adonde llegue el torrente.
Al borde del torrente, sobre sus dos orillas, crecerán árboles frutales de todas las especies. No se marchitarán sus hojas ni se agotarán sus frutos, y todos los meses producirán nuevos frutos, porque el agua sale del Santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de remedio".

Salmo 46(45),2-3.5-6.8-9.
El Señor es nuestro refugio y fortaleza,
una ayuda siempre pronta en los peligros.
Por eso no tememos,
aunque la tierra se conmueva

y las montañas se desplomen
hasta el fondo del mar.
Los canales del Río alegran la Ciudad de Dios,
la más santa Morada del Altísimo.

El Señor está en medio de ella: nunca vacilará;
él la socorrerá al despuntar la aurora.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro baluarte es el Dios de Jacob.

Vengan a contemplar las obras del Señor,

Él hace cosas admirables en la tierra.

Evangelio según San Juan 2,13-22.
Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén
y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas.
Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas
y dijo a los vendedores de palomas: "Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio".
Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá.
Entonces los judíos le preguntaron: "¿Qué signo nos das para obrar así?".
Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar".
Los judíos le dijeron: "Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?".
Pero él se refería al templo de su cuerpo.
Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado.

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Leer el comentario del Evangelio por : Lansperge el Cartujano
«Vosotros sois templo de Dios, y el Espíritu de Dios habita en vosotros» (1Co 3,16)