Novena
dispuesta por un devoto del Santo, y publicada en Sevilla por la Imprenta de
Vásquez e Hidalgo en 1790.
COMENZAMOS: 26 de mayo.
FINALIZAMOS: 3 de junio.
FESTIVIDAD: 4 de junio.
PRÓLOGO
Siendo
así,
según el Apóstol Santiago, que los verdaderos
bienes descienden de la Patria Celestial, comunicados del Padre de las luces:
siendo así también que los Santos son nuestros Abogados e Intercesores para
alcanzar de la Majestad Divina el efecto de nuestras súplicas, ejercitando por
esto nuestra devoción con ellos por medio de fervorosas Novenas; agravio fuera no disponer
una en honor del esclarecido Patriarca San Francisco Caracciolo, Fundador
de la Ilustre Religión de los Clérigos Menores, por quien ha obrado Dios tantas
maravillas; y más cuando sabemos que fue tan amante de la Oración, que sobre
haber sido su refugio en la vida, la dejó como rico patrimonio circularmente
continua en sus amadísimos hijos: asi mereció su alma dichosa ser el blanco de
las saetas del Amor Divino; y para que se haga con mayor fruto, se pone para
cada día uno de los Actos de virtud que ejercitó su grande espíritu y nos dejó
escritos, juntamente con el de Contrición, y Acción de gracias. Así sea todo
para mayor aumento de la devoción, bien de nuestras almas, y gloria del Señor.
Amén.
NOVENA EN HONOR Y CULTO
DEL ESCLARECIDO PATRIARCA SAN FRANCISCO CARACCIOLO, FUNDADOR DE LA RELIGIÓN DE
LOS CLÉRIGOS MENORES
Puesto de rodillas
delante del Altar de San Francisco, o de alguna Imagen suya, y hecha la señal
de la Santa Cruz, empezará el Devoto la Novena, con este Acto de contrición.
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos,
líbranos
Señor
✠ Dios
nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Misericordiosísimo
Dios,
yo detesto todos mis pecados por amor Vuestro, y quisiera morir antes que
cometer una culpa contra vuestra Divina Majestad. Clementísimo Señor,
por
ser de vuestro desagrado yo abomino las maldades mías, y propongo de amar
Vuestra ley, y de no quebrantarla de modo alguno: Benignísimo Dios, yo aborrezco
los pecados míos, porque desagradan a Vos: quiero corregirlos y castigarlos
severamente, y quisiera, Señor, haberme muerto antes que haber pecado. Me pesa
mucho, Dios mío, de haberos ofendido: no permitas, Señor, que yo cometa alguna
culpa contra Vos. ¡Oh amabilísimo Dios, quién pudiera
con su propia sangre borrar todos los pecados de su vida! Por todo el
valor del mundo no quiero cometer el más mínimo pecado venial. Quisiera sufrir
todas las penas del Infierno, y ser privado de la gloria del Paraíso antes que
ofenderos. Propongo, Dios mío, no más pecar, y espero
en vuestra infinita misericordia que me habéis de perdonar, y me daréis gracia
para enmendar mi vida, y perseverar en vuestro servicio hasta el fin de mi
vida. Amén.
DÍA PRIMERO – 26 DE MAYO
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Omnipotente
Eterno Dios, que
sois admirable en vuestros Santos: fuente clarísima de toda luz, y
conocimiento, de cuya sabiduría es infinito el tesoro; por los méritos del
glorioso Patriarca SAN FRANCISCO CARACCIOLO, singularmente por aquel celo de la
exaltación de la Fe, deseo de la palma del martirio y conversión de los
herejes, efecto todo de la viva fe que le animaba; os
suplico que avivéis en mi corazón esta virtud. Dadme, Señor, los auxilios de
vuestra gracia para ejercitarla fervorosamente, con aquellas palabras que
acostumbraba este esclarecido Siervo vuestro, que tanto fue de vuestro agrado. Amén.
ACTO DE FE
Adorabilísimo
Eterno Dios y Señor, Autor de la Fe,
yo creo firmemente y confieso ser verdad todas aquellas cosas que
habiéndolas Vos revelado, las cree y confiesa nuestra Santa Madre Iglesia; y en
testimonio de esta fe y de esta confesión, quisiera yo dar la vida. Es
imposible, ¡Oh verdadero Dios!, que
de Vos sea revelada falsedad alguna a vuestra Santa Iglesia, y lo testificaré
así con mi sangre. Creo como infalible verdad que son tres distintas las
Personas en una misma Divinidad. Creo también en Vos, Señor mío Jesucristo, y
que Vos sois Dios y Hombre verdadero en una sola persona, y quisiera, Dios mío,
que por confesar esta verdad fuese yo quemado vivo. Creo que estáis
verdaderamente en el Santísimo Sacramento del Altar en cuerpo y alma, y que
habéis de venir al fin del mundo a dar premio a los buenos, y castigar a los
malos. Amén.
—Aquí se
rezarán tres Padre nuestros y tres Ave Marías gloriadas en reverencia de la Beatísima
Trinidad y en honor de nuestro Santo Padre San Francisco Caracciolo, y se pide
por su intercesión la gracia que se desea alcanzar.
ORACIÓN PARA TODOS LOS
DÍAS
Glorioso
Patriarca, cuya
vida prodigiosa se deja admirar como ramillete de todas flores por la hermosa
variedad de tus virtudes, y como árbol plantado en el Paraíso de la Iglesia,
que disteis para el Cielo copiosísimos frutos: por aquel celo tan grande de la
salvación de las almas, que abrasaba y consumía vuestro corazón, mereciendo que
por vuestra incansable solicitud os llamasen hombre de bronce, interceded con
Dios que me conceda para salvación de la mía, y a imitación vuestra, el lleno
de todas las virtudes, singularmente aquella que he de ejercitar en este día,
con uno de los actos que para mí enseñanza dejasteis escritos: alcanzadme
además, Padre mío, el amor a la oración y penitencia, que fueron los dos ejes
en los cuales se afianzó vuestra admirable vida; y si conviene para el mayor
bien de mi alma, la singular merced que os suplico y os encomiendo en esta
Novena, siendo todo para mayor gloria del Señor Resucitado, y de la vuestra.
Amén.
GOZOS EN HONOR A SAN
FRANCISCO CARACCIOLO
Ya
que os hizo Dios modelo,
de
oración y penitencia,
Sírvanos
vuestra influencia
Para
conquistar el Cielo.
Derramó
el Cielo alegría
Sobre
el lugar que os dio cuna,
Y
fue auspicio de fortuna
Llamarse
Santa María;
Con
la dicha de aquel suelo
Heredasteis
su asistencia:
Sírvanos
vuestra influencia
Para
conquistar el Cielo.
En
vuestra florida edad,
Y
entre regalos criado,
El
cuerpo visteis cercado
De
asquerosa enfermedad:
Así
buscas con anhelo
Religión
y penitencia:
Sírvanos
vuestra influencia
Para
conquistar el Cielo.
Con
auxilios superiores,
Y
el pecho brotando ardor,
Os
vio Roma fundador
De
los Clérigos Menores;
De
otro Francisco el desvelo
Copiaste
con diligencia:
Sírvanos
vuestra influencia
Para
conquistar el Cielo.
Contra
el diablo y sus saetas,
Ya
empezó vuestro valor
Formando
armas del rigor,
Cual
pasmo de Anacoretas;
Disciplinas,
duro suelo
Cilicio,
ayuno, inclemencia:
Sírvanos
vuestra influencia
Para
conquistar el Cielo.
Vuestra
humildad y desprecio,
En
todo os labran, Menor,
Y
el nombre de Pecador
Tomáis
por blasón de aprecio;
Así
remontáis el vuelo,
De
la gracia a la eminencia:
Sírvanos
vuestra influencia
Para
conquistar el Cielo.
Trabajos,
contradicciones,
Peligros
por mar y tierra,
Declaran
terrible guerra
Contra
vuestras fundaciones;
Mas
os llena de consuelo
Dios,
por vuestra gran paciencia:
Sírvanos
vuestra influencia
Para
conquistar el Cielo.
Vuestro
candor virginal
A
una beldad tentadora
Convierte,
y al punto llora
Su
vicio torpe y brutal:
Clama
ya con desconsuelo
Que
la oigáis de penitencia:
Sírvanos
vuestra influencia
Para
conquistar el Cielo.
Repartís
todo el sustento,
Con
firme fe y esperanza,
Y
os socorre sin tardanza
El
Señor con un portento:
Así
acudís sin recelo
A
tan alta providencia:
Sírvanos
vuestra influencia
Para
conquistar el Cielo.
Volando
en llamas el pecho
Socorréis
cualquier fatiga,
Y
no hay boca que no diga
Que
hombre de bronce estáis hecho:
Con
este eficaz desvelo
Logran
toda la asistencia:
Sírvanos
vuestra influencia
Para
conquistar el Cielo.
Os
consumió la actividad
Del
celo y divino fuego,
Y
sois conocido luego
Padre
de la Caridad;
Corrió
así pronto su vuelo
A
impulsos de la vehemencia:
Sírvanos
vuestra influencia
Para
conquistar el Cielo.
A
una casa de María,
Os
lleva astro singular,
Y
en ella os ven acabar
Con
gran gozo, y alegría:
Con
general desconsuelo
Lloran
tan fatal ausencia:
Sírvanos
vuestra influencia
Para
conquistar el Cielo.
Desde
el Trono celestial,
Con
milagros y portentos,
Serenáis
cuantos tormentos
Arroja
el pecho mortal,
A
nadie falta consuelo,
Si
os invoca con frecuencia:
Sírvanos
vuestra influencia
Para
conquistar el Cielo.
Ya
que os hizo Dios modelo
De
oración y penitencia,
Sírvanos
vuestra influencia
Para
conquistar el Cielo.
Antífona: He aquí el hombre que despreció el mundo, y
triunfando de las cosas terrenas, conquistó con sus obras y palabras las
riquezas del Cielo.
℣.
El Señor condujo al Justo por caminos rectos.
℟.
Y le mostró el reino de Dios.
ORACIÓN
Oh Dios,
que
habéis adornado con el celo de la oración y el amor de la penitencia al
bienaventurado San Francisco, fundador de una nueva Orden religiosa, concedednos
la gracia de aprovechar sus ejemplos, a fin de que, orando sin cesar y
reduciendo nuestra carne a servidumbre, merezcamos alcanzar la gloria celestial.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.